Nadie se imagino que un proyecto tan ambiguo y experimentala como Lapsus, iba a tener tanta repercusion en el panorama nacional; cuatro jovenes creadores,decidieron trabajar en un solo proyecto, Roberto Arnaiz, Iñigo Gracianteparaluceta, Michael Roman y Oliver Mend.
Se podría decir que la protagonista de la película no es otra que la ciudad de Bilbao, pues el documental no se centra en ningún individuo concreto. Los autores eligen mostrárnoslo todo a través de un personaje múltiple que se divide en cientos de ciudadanos. La cuidad, paradigma de la modernidad, aliena a estos seres uniendolos en un solo plano para mostrarnos su angustia
Lapsus comienza con imágenes de trenes y otras máquinas que, además de hablarnos de la modernidad y de la industria, parece que se hubiesen humanizado y que fuesen los intérpretes de la sinfonía que se escucha de fondo. Los edificios simularían un baile a su compás. Este film habría alcanzado la categoría de obra maestra si efectivamente hubiese logrado hacernos sentir la música sólo con ruidos de la ciudad. Ya que la banda sonora que conocemos no es la original, no sería demasiado osado realizar el experimento de dar música a base de un juego de efectos de sonido.
La intención documental y experimental que tuvieron sus autores cuando rodaron Lapsus, en última instancia, se mantiene, pero aumentada con estos valores históricos y con el valor fílmico que supone recuperar, casi treinta años después, una vision industrial de un Bilbao anitguo. Si bien como película de entretenimiento no podríamos disfrutarla en el presente, es decir, si bien no nos diría nada si nos ponemos sólo en el papel de espectadores; el film sí puede ser interesante como objeto de análisis y nos aportará si nos situamos ante ella como estudiosos del cine.
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